Todo lo que tiene un principio tiene un final. Nos encontramos en el programa 93 y cada vez queda menos para alcanzar el 108 que será el final de nuestra primera temporada, con la que hemos aprendido muchísimas cosas. Entre muchas de ellas el manejar la tecnología. Camaras, mesa de sonido, calibrar micrófonos, estudiar planos distintos para que los programas sean diferentes cada vez dentro de lo posible y muchas más cosas de índole técnico.
La velocidad con la que están evolucionando los dispositivos tecnológicos y el hardware, están teniendo un efecto en la mente y conciencia de las personas como no podía ser de otro modo y aunque los científicos lo están comentando, entre tanta información, obviamente no está teniendo la importancia y relevancia que debería de tener ya que en gran medida, esto está afectando a nuestra manera de relacionarnos con el mundo que nos rodea.
He titulado este episodio “delirios de una mente sobresaturada de información y de impactos sensoriales constantes” para intentar mostrar, aunque sea de una manera primitiva y quizá desacertada, como la mente de una persona transita a través de sus diferentes impresiones mentales, viviendo en esta sociedad donde todo va tan rápido. Por eso no sé si conseguiré demostrar cómo funciona la mente pero por lo menos, nos reiremos juntos de lo disparatado de mi soliloquio.
Nuestra sociedad se tambalea en un delicado equilibrio entre los avances tecnológicos, las normas de convivencia y el famoso bienestar social, en el que todos entendimos que había que trabajar duro y colaborar mediante el pago de impuestos y acatamiento de las normas; aprender a colaborar los unos con los otros para crecer todos como nación, o como país, o como queráis llamarlo según vuestras creencias.
El ser humano es maravilloso en sus múltiples variedades y manifestaciones. Dependiendo de la cultura en la que nos criamos aprendemos a relacionarnos con los demás acorde a los valores sociales del lugar. También nos adaptamos al clima y circunstancias geográficas, que aunque no lo parezca, condicionan y crean aspectos de nuestra personalidad.
Es increíble la cantidad de terapias que han surgido en estas dos últimas décadas. Lo mires como lo mires es una pasada la cantidad de formas y maneras que ha surgido para sanar el cuerpo, la mente y el espíritu. Parece como que hay un baúl lleno de métodos para cualquier persona de cualquier tipo y todos han ido surgiendo en estas décadas. Cuando tenía 17 años y estaba como una puta cabra, sin dormir tres días seguidos gracias a las drogas de diseño, de parking de discoteca en parking, jamás escuche la palabra mente.
Me encanta crear atmósferas sonoras, crear espacios sonoros como nuestro otro podcast de entretenimiento poco a poco pero ya, bandas sonoras, recitar textos y sonorizarlos… todo lo que te transporta a otro sitio, más amable, idílico si lo prefieres, es algo que desde que era joven siempre me atrajo. Pienso que hoy en día la evolución de la tecnología ha ido en esa dirección, en atrapar la atención de la gente y transportarla a otro sitio para hacerla sentir, para crearle una adicción por lo virtual más que por lo real.
¿Qué es verdad? ¿Qué es real? ¿Por qué cada uno tiene su propia verdad? El tema de la verdad es muy complejo y es un tema al que la humanidad le ha estado dando vueltas durante miles de años. Tanto en nuestra cultura occidental desde los iberos y demás hasta los asiáticos, todas las culturas han estado buscando respuestas a esta cuestión.
¿Por qué cuando nos obligan a hacer algo, lo hacemos sin problemas, bien sea porque es mi trabajo, o por un compromiso o porque sencillamente toca hacerlo? Pero cuando tenemos la libertad de hacerlo no lo hacemos. Si el médico te dice que hagas deporte porque se está atrofiando tu sistema muscular, entonces te apuntas al gimnasio.
Nos encanta perdernos hablando, parloteando, lo llamamos comunicación pero cuando realmente tenemos que decir lo que pensamos no somos capaces de hacerlo. Dar una opinión no es lo mismo que abrirse y contar lo que sientes. Explicar un concepto de maneras diferentes no es compartir tus oscuridades. Muchas veces rellenamos los silencios parloteando sobre cuestiones que bien podrían haberse resumido o sencillamente no haber hablado de ellas. Pero somos así.
¿Alguien ha visto una película en la que la humanidad arregla el planeta, donde todos convivimos de una forma totalmente autosostenible, donde las fronteras y por lo tanto los intereses económicos, dejan de estar por encima de las personas? Cuando la veais, por favor mandarnos un mensaje para ir a verla.
El otro día vimos un documental sobre la historia de las olimpiadas paralímpicas. Aunque ya de por sí la manera en la que se ha desarrollado su evolución es una historia en sí misma, lo que nos fascino a Shima y a mi, es la manera en la que las personas son capaces de superarse. De verdad que ver como personas sin piernas, ni brazos, han sido capaces de practicar una disciplina con tanta entrega y marcar unos tiempos tan increíbles, te deja sin palabras.
Cuando practicas artes marciales, vas profundizando en tu poder interno. Seas más o menos consciente de ello, comienzas a saber proyectar tu energía, a dominar a tu oponente, a ser preciso en los lugares adecuados y poco a poco, como solemos decir en kyokushinkai vamos adquiriendo el poder.
Para mí es muy triste que hoy en día sea más llamativo ser un futbolista, un luchador o una top model viral, que ser buena persona. Todo funciona por y para el dinero aunque el dinero no pueda comprar las cosas más valiosas de la vida. Estamos llegando a cotas de superficialidad high level. Ya no es solamente que nuestros políticos no sepan expresarse, o que cultivarse como personas no genere dinero y por lo tanto que sea algo inutil, sino que la sociedad en sí misma y los ejemplos a seguir son bastante limitados.
No podemos negar que estamos viviendo la decadencia del imperio capitalista. Haciendo un paralelismo podríamos comparar Nueva York con la antigua Roma y sus múltiples césares. La globalización que se esparce por todas partes, creando todo tipo de vínculos y necesidades entre los países, no sería muy diferente a las conquistas del imperio romano, donde todos usaban la misma moneda, pagaban sus tributos al imperio por más lejos que el país se encontrara de Roma y las fuerzas del orden acallaba cualquier tipo de protesta.
La meditación está considerada un arte. ¿Por qué? Aparentemente estás sentado, inmovil, respirando y observando las locuras que se te pasan por la cabeza. ¿Qué tendrá que ver todo eso con un arte? Es muy sencillo, porque para cada persona las sensaciones en la meditación serán distintas. También la forma en la que trasciendes movimientos y sensaciones incluso los dolores producidos por la inmovilidad.
Desde entonces he ido descubriendo que hay varios tipos de observador. Al principio darse cuenta de que no eres lo que piensas, es uno de ellos, pero más adelante hay otra manera de contemplar nuestro funcionamiento mental. Al final es muy parecido a como nos hacemos mayores y algunos aspectos nuestros cambian mientras otros siempre son los mismos.
La respiración es la esencia de nuestra vida. La entrada y salida de aire es lo que produce la vida de nuestro organismo. Por eso en el colegio nos enseñaban a hinchar el pecho para oxigenarnos. Bueno, la intención era buena pero ya descubrimos hace mucho tiempo que esa no es la manera adecuada de respirar, porque es una respiración a medias, necesitamos realizar una respiración completa , lo que se entiende como respiración abdominal, circular o completa.
En el capítulo anterior os comentaba que en cierta manera fue un inadaptado en mi adolescencia y sinceramente, pasados unos años largos de ella, también Comentaba que no me identificaba con la manera en la que se enseñaba budismo hoy en día, por que una de las cosas que parecen muy obvias cuando se enseñan budismo, es el hecho de que se la da relevancia a la tradición por encima de el método que ya de por si configura la enseñanza budista.
Es complejo poder hablar de maneras distintas para todos aquellos que vean o escuchen este podcast. Por un lado cuando buscamos sabiduría escuchamos a los que se dedican a ello, de una manera comprometida o profesional. Hay un abanico muy amplio de personas. Desde monjes, maestros, terapeutas, psicólogos, psiquiatras, etcétera.